miércoles, 3 de noviembre de 2010

RESPUESTA AL COMPAÑERO CÉSAR LÉVANO, DIRECTOR DE LA PRIMERA



Compañero César Lévano:

Porque tanto Ud. cuanto nosotros estamos en la brega antineoliberal es que lo consideramos compañero, pero ahora tenemos el deber de aplicarle las armas de la crítica porque acaba de vertir Ud. esto, refiriéndose al senderismo: “En Vórtice, revista que exhibe su vínculo con Guzmán, han lanzado un documento en que atacan sañudamente a profesores como Zenón de Paz (SIC), al ex rector Manuel Burga y, de pasada, a mí. Dime a quién atacas y te diré a quién sirves” (LA PRIMERA, 23/08/10, P. 2).

Siendo el blanco el neoliberalismo, compañero Lévano, alevosamente nos imputa el haber vehiculado un escrito que, bajándolo de Internet, publicáramos con el único fin de criticarlo, buscando que sus autores se enmienden, como se puede ver en la p. 5 de nuestra edición # 22, y como lo ha reconocido el profesor Zenón Depaz (LA PRIMERA, 24/08/10, P. 6).

Pero, compañero César, el odio que aceza en Ud. no es principalmente contra VÓRTICE. En todo caso, es ínfima y derivada la inquina que Ud. nos dedica, la cual, no obstante, con la mayor cordialidad le solicitamos cesar. Por quien siente Ud. ansias insatisfechas de verlo destruido, es por el compañero Abimael; el odio que Ud. rezuma y que lo desequilibra es en contra de él. Sin la menor erubescencia denigra consuetudinariamente de ese hombre a sabiendas de que hace dieciocho años él no puede defenderse. Eso no es decente. Más aún, ese odio es estéril e inconducente, compañero Lévano. Esa no es la levadura que el pueblo necesita. La salud histórica de nuestra nación demanda una actitud de reconciliación. De seguir por ese rumbo Ud., el destino le va a deparar cada vez más amarguras al ver cómo los senderistas metabolizan cuanto proyectil se les lanza y continúan remontando sus problemas. La juventud, por de pronto, y pese a cuanto se demoniza al compañero Abimael en esta sociedad enaromada de radicalidad, está crecientemente curiosa por el pensamiento Gonzalo, el cual, nosotros, a fuerza de no encontrar ningún otro paradigma para una reconciliación sin humillación, adherimos también.

Mas dice Ud., compañero, que lo grave es que los senderistas no discuten. Nosotros, que a lo que hemos llegado es a pensamientistas Gonzalo, le proponemos algo práctico: un debate. Octubre o la fecha que Ud. proponga. San Marcos. Temas: 1) ¿Es verdad o no que fue un acierto histórico del Dr. Guzmán no permitir que el camino del pueblo sea hipotecado al proceso de Velasco, como lo prueba el que Dionisio Romero, uno de los que se encumbró con Velasco, ahora es parte de quienes acaparan las tierras cerrando el ciclo previsto por Abimael? 2) Lo dicho por la compañera Elena Yparraguirre en entrevista de EFE: “Me pregunto sin descanso cómo se hace una revolución con menos costos”. Claro que puede proponer otros temas y, en fin, otro lugar.

Pero es Ud. el que va a eludir el debate y no nos va a responder, compañero Lévano, en prueba de la levedad de su proceder. Hasta es posible que ya esté debatiéndose en el arrepentimiento y aparente escudarse en su estatus para no polemizar. Pero nuestro país tampoco necesita de arrepentidos, que luego se arrepienten de arrepentirse. En todo caso, si Ud. ni tan siquiera asume una autocrítica, de la que tanto se habla, estaría sujetándose a Aldo M., como le dice Raúl Wiener al subvástago que le salió a José Carlos Mariátegui, quien ofende pero no encara ningún debate.

Ya ve, pues, compañero César Lévano. Así como la universalidad reside en la particularidad (Hegel), así esto puede servir para reconstruir desde el presente, considerando quién empezó los ataques, cómo se han tejido las leyendas negras en el pasado reciente. Y junto con sugerirle, a Ud. que ha leído mucho más que nosotros, que relea Memorias de Adriano, de Yourcenar, pertinente para apostar por la reconciliación pese a supuestos o reales fanatismos e hipocresías, le damos la seguridad de que cuando le extendamos la mano en franca cordialidad, y esa mano sólo estreche frustración, sabremos redoblar nuestra paciencia, pues tampoco queremos erigirnos en jueces de Ud. Con lo cual le anunciamos que desde ya le concedemos la amnistía.
¡ ÚLTIMO NÚMERO !

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