sábado, 11 de junio de 2011

UNA ENSEÑANZA ALTERNATIVA DE LA HISTORIA DEL PERÚ




“En síntesis, para el conocimiento es clave la síntesis; para la síntesis es clave sacar la ley; para sacar la ley es clave capturar la contradicción principal; para capturar la contradicción principal es clave detectar cual es la contante históricamente. Y apara esto último es clave tener una mente con sentido de proporción, que sepa balancear, discriminar, comparar, relacionar, jerarquizar, clasificar, descartar, triangular, enfocar en perspectiva, formular hipótesis, inducir, deducir, etc.” (Revista Vórtice, No 11, 2008: 5)



¿Para qué se estudia Historia en la actualidad?, ¿Tiene alguna importancia la enseñanza de la historia para la juventud hoy en día?, ¿por qué no se enseña una historia científica que contribuya al desarrollo de nuestro país? Estas son algunas de las interrogantes que plantea la lectura del libro de Esperanza Ruiz R. “La Enseñanza alternativa de la historia del Perú”, pero no sólo su lectura invita a reflexión sino intenta brindar respuestas y alternativas de una nueva formas de cómo abordar la enseñanza de la historia.
El estudio de la Historia en nuestra vida cotidiana parecería no tener hoy importancia; muchos jóvenes la asocian al conocimiento memorístico de fechas, la enumeración de acontecimientos, la gran lista de personajes y a un interesante recuento de hechos pasados; pero ¿es esa verdaderamente la Historia?; Esperanza Ruiz demuestra que la historia ciencia aquella que propugna debe enseñarse con métodos novedosos y teniendo al docente como elemento activo, buscando formas nuevas de hacer que el estudiante se relacione con los problemas concretos que lo rodean, aproximándolo a la reflexión y búsqueda de soluciones.
Y es que la enseñanza de la historia en la actualidad, no podemos desligarla de la puesta en marcha del modelo neoliberal en la década de los 90, y las políticas educativas implementadas desde el estado, el cual “...consideró como un peligro la enseñanza de la historia…Y los programas oficiales, con sus sucesivas reformas, minimizaron los contenidos de la historia del Perú en áreas que conjuntaron diversas disciplinas, tanto en la educación primaria como en el de Secundaria”, teniendo como objetivo principal, encubrir la realidad actual, caracterizada por mayores niveles de desigualdad social, producto de un sistema económico social – el capitalismo en su etapa imperialista - que acrecienta la ya enorme brecha entre un pequeño grupo de ricos y una inmensa cantidad de pobres, realidad que no sólo se expresa a nivel nacional sino también en el ámbito mundial.
Frente a todo ello ¿Para qué estudiar historia?, Esperanza Ruiz concluye que la Historia como ciencia social, parte del análisis del proceso social, y debe servir al desarrollo de la sociedad. La Historia nos permite no sólo un estudio científico del pasado y el presente, sino principalmente la comprensión de nuestros problemas actuales, la identificación de las causas profundas de nuestra coyuntura actual. Estudiamos la Historia, para lograr desentrañar las respuestas a los problemas que hoy nos aquejan, y por ello la Historia que se propone, se diferencia de la historia oficial; porque se escribe resaltando y devolviendo del olvido intencional a seres concretos quienes con sus acciones hacen día a día el proceso histórico peruano, aprendiendo de sus luchas, victorias y derrotas, porque es esta, la clase llamada a jugar en los tiempos actuales un papel protagónico, es la hacedora de nuestra Historia como proceso ineluctable hacia un futuro para los mas y no para unos pocos.
Una enseñanza como la que propone Esperanza Ruiz serviría hoy por hoy, para descubrir los mecanismos de penetración del imperialismo en nuestro país y en los otros pueblos sudamericanos, haría que queden al descubierto las formas de dominación actual del imperialismo; el cual utiliza formas de dominación no cruentas como los denominados Tratados de Libre Comercio, tan publicitados por el sector dominante, que ve con bastante complacencia como nuestro país, se somete aún más a los dictámenes del imperialismo norteamericano, acentuando nuestra dependencia. Permitiría conocer la otra modalidad del imperialismo, la más descarnada, la forma más abierta, concretizada en el empleo de métodos violentos como la actual invasión a pueblos como, Afganistán, Yugoslavia, y actualmente a Irak, en este último país con el objetivo de apoderarse del petróleo.
Comprenderíamos que el actual régimen político de nuestro país ha penalizado las protestas sociales por que defiende en el fondo los intereses de los grandes capitalistas, que acrecientan sus riquezas explotando a las amplias mayorías. Y que la política presidencial del “Perro del Hortelano”, serian la simple confirmación de los anteriores enunciados, es decir, la justificación de un accionar en la política peruana acorde con los intereses del gran capital.
Pero ¿Por qué no se enseña una historia científica como la que propugna Esperanza Ruiz y que contribuya al desarrollo de nuestro país?
La razón es sencilla, porque una historia científica como la que se propone, vincula a los seres humanos con su realidad, los hace razonar, reflexionar, utilizando la ciencia no al servicio de unos mezquinos intereses individuales sino de los grandes y solidarios intereses de la humanidad. Y debido a ello, los grupos dominantes de nuestro país, hipotecados a los dictámenes y políticas educativas que les digita el imperialismo, no dictan políticas educativas que busquen realmente vincular al estudiante con su realidad sino muy por el contrario su objetivo es desvincularlo de la realidad abstraerlo en problemas individuales y desligarlo de su realidad.

Queda de esta forma a los maestros de nuestro país, emplear formas novedosas como la que nos propone Esperanza Ruiz, formas nuevas y novedosos mecanismos pedagógicos para lograr evadir, los múltiples obstáculos que nos tiende el imperialismo y poder trasmitir reflexiones, análisis, vinculando la historia de nuestro país con la realidad actual, para enseñarle al alumnado que la Historia está vinculada de forma inherente a nuestro actual momento histórico y lograr concretar una verdadera historia nacional científica y democrática al servicio del desarrollo de nuestro país.


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