“La neutralidad en la ciencias histórico sociales en una sociedad signada por la lucha necesaria de intereses es una ficción” (Morote E. 1983:9)
I. Introducción
A pesar de la derrota en el plano teórico de la moda posmoderna,evidenciado en la práctica social - inaplicabilidad de sus “teorías”- y en la irracionalidad de sus planteamientos (al cuestionar el grado de ciencia de la historia).
Aún es común escuchar a los difusores de los planteamientos posmodernos y neopositivistas “hacer historia carente de ideología”, sin embargo estas posiciones ocultan un trasfondo ideológico, pretenden enmascarar con “novísimos” conceptos, el aparato conceptual empleado en las ciencias sociales y que a sido forjado a la largo del proceso histórico.
Estos “novísimos” planteamientos refieren que la historia en las últimas décadas se ha enriquecido con la inserción de nuevos temas antes no tratadas, debido a que el quehacer histórico por aquellos años respondió a una ideología y por tanto carecía de objetividad, al reducir todo al conflicto y las luchas sociales, es decir ver solamente los enfrentamientos, las contradicciones.
Frente a estas posturas relativistas y aparentemente “neutras”, el presente ensayo busca demostrar que los denominados “neutrales” en la historia, responden a intereses ocultos aún más peligrosos para la historia ciencia y la sociedad. Dado que estos personajes ocultan su apuesta por el orden existente y se han convertido en los defensores de un orden económico social excluyente para las grandes mayorías.
El presente ensayo reflexiona acerca de la importancia de la historia concebida como ciencia y pone al descubierto que la pretendida neutralidad de los “novísimos” planteamientos obedecen a una ideología que busca legitimar el orden económico capitalista que se pretende único.
II. Importancia de la Historia como Ciencia
La historia, como lo definió el historiador español Pierre Vilar, no sólo se constituye en el estudio del pasado (lo sucedido), sino representa el análisis, es decir el conocimiento de los hechos realizados por los hombres; no, en realizaciones individuales sino colectivas, factor de suma importancia que asigna a la historia la categoría de ciencia social.
Asi como también en lograr ver las causas ocultas de los procesos y no tan sólo las aparentes.
Bajo esta perspectiva concebimos la historia como el proceso y el grado de evolución de las relaciones sociales de producción de los hombres que han devenido en el tiempo, relaciones sociales que generan la dinámica y que tienen en la contradicción entre las clases sociales, el motor del proceso histórico.
La historia como proceso de desarrollo social evidencia un carácter dinámico, prueba esta afirmación, el análisis de las diversas formaciones económico sociales desarrolladas a lo largo del devenir histórico.
Bajo estos lineamientos generales podríamos mencionar que la historia entendida como ciencia es importante por que:
- Mediante el análisis de los procesos sociales, se demuestra el carácter dinámico de la sociedad y la transitoriedad de los modelos económico sociales.
No existe modelo económico social eterno e inmutable como hoy pretenden hacernos creer los defensores del sistema capitalista, cuando con sus postulados de haber llegado al fin de la historia, pretenden hacernos creer que el ser humano a llegado al desarrollo final de la sociedad. Planteamiento que pretende legitimar el orden existente al negar el progreso y la dinámica social.
- Permite demostrar el importante papel que cumplieron y cumplen los amplios sectores sociales, quienes son los verdaderos gestores de las grandes transformaciones económicas, culturales, sociales, ideológicas etc, que han sucedido en el mundo. Posición contraria a quienes visualizan la historia como el estudio de los grandes hechos realizados por las individualidades, grandes figuras, individuos, y que no representan a los verdaderos gestores de la historia.
- Permite acercanos de manera objetiva a la realidad concreta a los problemas que depara el momento histórico en el que nos desarrollamos.
De esta manera el análisis histórico permite formar en nosotros una conciencia social que nos explique las relaciones de explotación y las luchas de liberación emprendidas por los pueblos en el devenir de la historia. La historia como ciencia vincula al hombre con su momento histórico responde a los problemas de su momento histórico social y no esta desvinculado de la realidad concreta como hoy pretenden pretende hacernos creer
- Forma en nosotros una conciencia social en los niveles del “en sí” y el “para si”.
Es decir no sólo permite reconocernos dentro de un sector social sino también brinda los elementos para poder ser portadores de una conciencia libre de prejuicios, y observar la humanidad dentro de un sentido más universal, humano y solidario, aportando para la construcción de un mundo en beneficio de los más y no en función de unos cuantos.
El historiador como agente cognoscente es decir sujeto que pretende captar la realidad comprenderla analizarla y describirla, pero desde una óptica contemplativa sino de transformación concreta de la realidad es decir conocer para trasformar cumple un papel importante en la sociedad.
En primer termino el historiador como sujeto cognoscente y miembro de una clase social responde a los intereses de las respectivas clases sociales de donde proviene o con las que se identifica así en una sociedad escindida en clases sociales; unos se identificaran con los sectores sociales dominantes y se convertirán en los defensores del régimen que defiende el estatuo quo de la sociedad harán suyos sus principios y defenderán la sociedad vigente como la sociedad ideal y a lo sumo estarán dispuestos a algunas reformas que no cuestione su posición dentro de la estructura social. El segundo grupo, estará conformado por los historiadores que conscientes de su procedencia social y del papel que les toca jugar en su momento histórico harán suyas las demandas y requerimientos de los grupos sociales dominados y verán en ellos a los gestores del proceso y desarrollo histórico verán a estos grupos sociales como las clases que hacen la historia que están generando la dinámica social con sus lucha constantes y cotidianas y conjuntamente con ellas intentaran contribuir con sus análisis a desentrañar las causas de sus derrotas y victorias en sus luchas buscando crear una conciencia histórica que los libere de la historia tradicional que busca marginarlos de la historia y desidentificarlos no haciéndolos participes de los grandes cambios de la sociedad.
III LA OBJETIVIDAD EN LA HISTORIA
La historia como menciona Josep Fontana (1982) desde sus comienzos siempre a tenido una función social, legitimar el orden establecido, pero a lo largo de su devenir y producto de la dinámica social y las leyes que la rigen, la historia ha ido adquiriendo una obligación social, no se constituye más, en un mero academicismo de sólo un grupo de especialistas, que discuten y son los dueños de la verdad, la historia ciencia debe estar al servicio de la sociedad y sus mayorías, y servir para analizar, descubrir y señalar las causas de la explotación de los mas en manos de los menos.
La historia ciencia, integrante de las llamadas ciencias sociales, se desarrolla al interior de un orden económico social, al respecto Lenin mencionó: “....en una sociedad erigida sobre la lucha de las clases no puede haber una ciencia social “imparcial”. De un modo o de otro toda ciencia oficial defiende la esclavitud asalariada...”. Planteamiento que refleja una realidad concreta, las ciencias sociales erigidas en una sociedad dividida en clases responden a ese orden o estructura social. O sirven para mantener el orden existente en una clara opción estatista o reformista o se sirve al cambio como diría Efraín Morote (1983:6) “... se trabaja para zurcir o recoser ese orden, sin comprometer su esencia, o se trabaja para poner el mundo al revés”.
El historiador que asuma como ciencia la historia, tiene la obligación de analizar a los hombres en concretos en sus relaciones sociales con otros hombres , no a los individuos ni al hombre aislado de su base económico social, el análisis de la historia ciencia, logra comprender el desarrollo de los fenómenos sociales, estudiándolos en su dinámica interna y sus relaciones con la realidad que la rodea, dado que cualquier fenómeno social no se desarrolla aislado de una realidad concreta, una formación económico social, una forma de producir etc.
De esta manera resulta absurdo analizar por ejemplo la vida cotidiana, las llamadas mentalidades, si es que antes no se ha logrado entender la dinámica económico social donde los hombres se desarrollan, es decir la base concreta, el llamado ser social , aquel concepto sustancial para entender las manifestaciones restantes del hombre, su política, su religiosidad, etc.
Un análisis que prescinda de la base económica social en la que se desarrollan los hombres, o contiene un análisis fragmentado o en su defecto esta buscando la mera descripción de aspectos aislados de la totalidad y pretendería desvincular al hombre de la realidad. Es deber del historiador analizar los fenómenos sociales por tanto en su dialéctica interna y externa. Analizarlos en sus relaciones con otros procesos y fenómenos y considerarlos como parte del devenir histórico en interconexión con otros fenómenos sociales.
La pretendida objetividad difundida y defendida por “un grupo de intelectuales” que intentan desconocer el carácter de ciencia a la historia, pretendiendo vendernos la idea de que la historia es una forma de literatura donde el historiador nunca llega a conocer la realidad y recrea a su libre imaginación el pasado; habiendo por tanto tantas historias y verdades como historiadores hay, forma parte de un grupo de intelectuales que buscarían como menciona el historiador español J.J. Carrera: “no sólo debilitar el estatuto epistemológico de la historia, sino despojarla también de su función critica en un mundo cambia y frente a un futuro difícil..”.
Su pretendida historia objetiva carente de ideología y que ahora, aborda nuevos temas como el genero, mentalidades, análisis de discurso reduciéndolo como menciona Fontana al plano formal; obedecen a pretensiones de reducir el análisis histórico “a la mera descripción, al mero relato....separan las premisas formuladas por el hombre de su propio pensamiento, el leguaje del pensamiento. Manipulando el análisis aristotélico, elevan el lenguaje a la dimensión ontológica, independientemente del pensamiento del hombre que los formulo, pues es evidente que una premisa es planteada por un hombre histórico y socialmente determinado”
Alejan de la realidad el análisis, y esto obedece a una apuesta por alejar al hombre de su base concreta alejarlo de sus problemas reales para reducirlo al análisis semántico y lingüístico. Y la intención es exprofesa, pretenden vendernos una historia sin conflicto como si la lucha de clases fuera un hecho inexistente en la historia, postulando que esta nueva forma de hacer historia es objetiva, dado que la otra es ideologizada, sin embargo, su visión de historia al desconocer el conflicto desconoce una ley de la historia la ley de la contradicción, expresada en la historia con la denominada lucha de clases, concepto que refleja la contradicción que se produce entre dos clases antagónicas cuando luchan por sus intereses de clase, y que se expresa en la lucha económica, cuando un obrero se enfrenta a la patronal por mejores condiciones de vida, la lucha ideológica al nivel de los planteamientos que legitiman el orden existente o lo cuestionan, y la lucha política al nivel de la estructura política cuando una clase lucha por obtener el poder político.
Pretender obviar o desconocer un aspecto tan sustancial del proceso histórico insertado en el devenir y que genera la dinámica social como pretenden los “novísimos” planteamientos obedece a posturas que buscan legitimar el orden existente y quitarle a la historia su carácter de ciencia y reducirla a una disciplina que no contribuya a la transformación social.
III. Reflexiones Finales
La historia concebida como ciencia juega un papel capital en estos momentos en el devenir del proceso histórico, pues sus análisis y sus planteamientos deben servir a la sociedad a las grandes mayorías que son las gestoras de la historia. Allí radica la función subversiva de la historia, tan temidas por los defensores de un sistema que se pretende hegemónico y único, y desconoce el carácter dinámico de la historia. La tan difundida “imparcialidad” en los análisis de los novísimos planteamientos en la teoría y filosofía de la historia sólo expresan una visión idealista encubierta que pretende negar el carácter dinámico de la historia y busca alejar a la historia ciencia de los problemas reales y concretos, cumpliendo una clara función conciente o inconcientemente, legitimar el orden existente, un sistema económico que evidencia ser excluyente para las grandes mayorías. Por tanto planteamientos de moda como la tan llamada posmodernidad han cumplido durante estas décadas ese papel de sostenedoras del sistema hegemónico capitalista.
Es evidente que la Historia es una ciencia social. Sin embargo, está signada por la ideología. Esto es por los intereses. La influencia que la ideología puede ejercer sobre la forma en que apreciamos y valoramos el pasado ciertamente puede ser consciente o inconsciente, de forma tal que nadie puede escapar a ella. En éste sentido, creo que cuando hablamos de objetividad debe entenderse más en su sentido metodológico más que en las apuestas políticas que puedan provenir de el "conocimiento histórico" mismo.Ciertamente apuesta filosófica de la postmodernidad tuvo la virtud de criticar las pretensiones objetivistas y cientificistas de las ideologías modernas; pero a su vez, creo un espacio de impresiciones sobre las cuales nada coherente se ha construido.
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