lunes, 10 de enero de 2011

LA REVOLUCIÓN FRANCESA COMO PROCESO (1789 – 1848): UN MÉTODO DE ESTUDIO

                         Alberto Rivera
                         betorh58@hotmail.com

“En síntesis, para el conocimiento es clave la síntesis; para la síntesis es clave sacar la ley; para sacar la ley es clave capturar la contradicción principal; para capturar la contradicción principal es clave detectar cual es la constante históricamente. Y apara esto último es clave tener una mente con sentido de proporción, que sepa balancear, discriminar, comparar, relacionar, jerarquizar, clasificar, descartar, triangular, enfocar en perspectiva, formular hipótesis, inducir, deducir, etc.”
(Revista Vórtice, No 11, 2008: 5)

En múltiples ocasiones los jóvenes estudiantes, quienes se preparan para ingresar a las universidades, tienen  gran dificultad  en la comprensión del curso de historia, y ello se debe fundamentalmente a la forma como es enseñada esta ciencia social. Debido a ello, surgió la necesidad de  delinear un método que permita al estudiante poder alcanzar el nivel de análisis y síntesis que requiere la historia y no sólo memorizar fechas y nombres.
 Por ello planteamos que cuando estudiamos la Historia; debemos resolver desde que forma analizaremos los hechos históricos; para ello existen dos  métodos de abordar el estudio; uno metafísico e idealista y el dialéctico – materialista; el primero, tiende a aislar los hechos incidiendo en sobremanera en memorizar fechas, nombres, datos; ejemplo de ello, la forma memorística de enseñar la historia en múltiples centros pre universitarios, haciendo que el alumno se convierta en un ser dotado de datos cronológicos o que aprenda nombres de personajes, ciudades, etc, pero con un  gran problema por resolver, no haber llegado a comprender, que los hechos en la historia son eslabones que  forman parte de una gran cadena que justamente es el proceso histórico.
El segundo método, conocido como dialéctico materialista, ya había sido planteado en una edición anterior (Vórtice No 14), al respecto habíamos adelantado que nosotros abordaríamos  los hechos desde una forma de entender la historia, llamada científica o dialéctico materialista, creada por Carlos Marx; la cual enfoca los hechos, partiendo del análisis y la comprensión de la historia como proceso; encontrando  que en ella se desarrollan y desenvuelven ondas, ciclos, de dilatación y contracción como forma de expresión de la ley universal, la contradicción. Como ciencia habíamos mencionado “…la historia, debe estudiarse como proceso, con partes que se interrelacionan e interactúan entre sí,  unas a otras, y no de forma aislada” (Vórtice  No 14: pág. 13).
Desde esta perspectiva analizar la Revolución Francesa conlleva dos problemas, el primero es de índole causal y el segundo sobre la duración del proceso, en cuanto al problema causal, abordado en un artículo anterior,  concluíamos que “…En el proceso de la revolución Francesa los factores externos constituyen el marco referencial y los elementos coadyuvantes en convergencia con los factores internos (factor principal) generaron y motivaron todo el proceso de la caída del Antiguo Régimen en Francia”.
El relación al segundo problema, trazar los cortes temporales para un mejor análisis, es decir, poder tener un marco cronológico referente a  la duración de la Revolución Francesa, algo así como colocar hitos o hacer los cortes en el proceso de la historia universal para saber el tiempo que abarcó este gran acontecimiento.
Sobre la Revolución Francesa es casi generalizado en el análisis  de los historiadores; considerar que este hecho histórico abarcó cronológicamente desde 1789, iniciado con la toma de la Bastilla y el papel protagónico del tercer estado (estado Llano), hasta 1815 con la derrota definitiva de Napoleón Bonaparte en Waterloo.
Una perspectiva, que soslaya  aspectos  y hechos que se relacionan íntimamente con la revolución, como son la Restauración Borbónica, la Santa Alianza y las llamadas Revoluciones Liberales de 1830 y 1848.
 Analizar la Revolución Francesa teniendo como referentes 1789 y 1815 implica cortes temporales que no abarcan  todo el proceso de esta revolución burguesa, la cual en primer lugar,  se encuentra inserta dentro de un amplio periodo caracterizado por la lucha de la burguesía por obtener el poder político en el orbe.
Conocida como la Revolución Occidental (1648–1848)” y producida fundamentalmente en Europa, dado que allí descansaba la burguesía más desarrollada del orbe que aspiraba a la conquista del poder político, este periodo se caracterizó en la Historia Universal por la lucha denodada de una burguesía que había llegado a un estado de madurez y aspiraba al control político para desde allí poder desplegar y desarrollar el capitalismo hasta llevarlo como lo a hecho hasta hoy a su máximo desarrollo.
Desde esta perspectiva, la Revolución Francesa se encontraría dentro de un gran marco referencial(1648 – 1848), iniciado por dos movimientos burgueses que le precedieron en el siglo XVII; la denominada Revolución de 1648  liderada  por Oliverio Cromwell, donde la burguesía no sólo se atrevió a desafiar al monarca desde el parlamento sino inició el lento camino a la obtención del poder político ejecutando una seria de reformas llamadas a potenciar el papel de la burguesía, como fue la firma del Acta de Navegación(1561), la cual buscaba impulsar el desarrollo de la burguesía comercial inglesa monopolizando el comercio naval y prohibiendo cualquier desarrollo industrial de alguna colonia que fuera competencia de Inglaterra, este proceso aparentemente se truncó  con la muerte de Cromwell, quien había generado las condiciones que convertirían a Inglaterra en una potencia comercial marítima.
El aparente retorno de la monarquía con la ascensión al poder de Carlos II, marcaba el aparente retorno de los Estuardo al poder y la instauración del absolutismo en Inglaterra, sin  embargo el sentido de la historia señalaba el rumbo ineluctable hacia el triunfo final de la burguesía inglesa la cual se concretizó en la Revolución Gloriosa de 1688, en la cual tras una aparente lucha religiosa entre la instauración del catolicismo por parte del monarca la burguesía buscaba acabar con un régimen que pretendía volver al Antiguo Régimen para en su lugar colocar un monarca que se subordinara a su poder político, ello quedó  concretizado con la firma de la denominada “Declaración de Derechos”, que restringía el poder de los reyes y los enmarcaba a los designios de la burguesía que pasaba en la concreto a conducir las riendas del estado ingles. Ello queda demostrado con dos de los principales puntos de esta declaración:
I - Que el pretendido poder de suspender las leyes y la aplicación de las mismas, en virtud de la autoridad real y sin el consentimiento del Parlamento, es ilegal.
IV - Que toda cobranza de impuesto en beneficio de la Corona, o para su uso, so pretexto de la prerrogativa real, sin consentimiento del Parlamento, por un período de tiempo más largo o en forma distinta de la que ha sido autorizada, es ilegal.
De esta manera se produjo el ascenso de la burguesía al poder político en Inglaterra, casi un siglo antes que en Francia (1789), acaso tendrá relación este hecho con la llegada a mediados del siglo XVIII de la llamada Primera Revolución Industrial, ¿Por qué esta revolución industrial tuvo su foco de desarrollo en Inglaterra? ¿Por qué el Humanismo y Renacimiento tuvo su foco en las republicas italianas del siglo XV y XVI? Preguntas que parecen no tener relación pero que guardan íntimo nexo por que en ambos procesos, la burguesía que radicaba allí era la burguesía más desarrollada, aquella llamada a delinear el camino de esta clase social en su obtención del poder político.
Volviendo a la Revolución Francesa debemos precisar que las  coyunturas convertidas en etapas como es el caso de: Monarquía, Republica y Era Napoleónica). Marcan no solo momentos de un proceso revolucionario, sino también niveles de desarrollo íntimamente ligados de esta revolución. La monarquía guarda aun la imagen del monarca, su temor al rompimiento absoluto con lo viejo, su grado de conservadurismo, al conservar la imagen del rey y su institución, limitada por la promulgación de la Constitución de 1791 y la abolición de los derechos feudales, pero solo llegara a su fin cuando en Guerra contra Austria se demuestre que el rey francés incluso conspiraba contra su propio pueblo en aras de retornar al control del poder absoluto.
La República por otro lado se encuentra marcada por la pugna al interior de la clase burguesa de los sectores Girondinos (Gran Burguesía) y Jacobino (pequeña burguesía) principalmente en el marco no sólo de una guerra por la continuación de la Revolución sino ante la amenaza externa de países que ven como un mal ejemplo y un elementos perturbador del Régimen Absolutista Europeo a Francia, ello explica el Régimen de Maximiliano Robespierre (denominado Gobierno del Terror) quien lejos de ser satanizado en las clases de Historia debería ser analizado a la luz de su contexto,  y no ser juzgado como si la historia fuese un tribunal y los historiadores jueces y fiscales quienes señalan quienes fueron inocentes o culpables, la Historia se encarga de analizar  y sintetizar los hechos de la historia para así llegar a un alto nivel de comprensión de ellos.
La Era Napoleónica significó  para Francia la exportación de su revolución a Europa, la respuesta a los intentos de los regímenes absolutistas que conspiran contra Francia, y donde resalta la figura de un estratega militar como fue Napoleón con sus águilas Imperiales, las cuales fueron las encargadas de llevar no solo sus armas  sino de irradiar los principios de la revolución en Europa. 
La derrota de Napoleón en Waterloo (1815)  no marcó el fin de la Revolución Francesa, la Restauración Borbónica (1815 – 1830) significó el intento del régimen monárquico de volver al poder, de instaurar nuevamente el Antiguo Régimen, de un regreso al viejo sistema, como si la historia concibiera regresiones o retrocesos. El aparente retorno del Antiguo Régimen fue acompañado del Terror Blanco, la persecución y asesinato a los que había participado activamente en la Revolución, así como la instauración de la llamada Santa Alianza la cual agrupó a los países absolutistas europeos que tenían como objetivo velar por el statu quo, que no vuelva a surgir en país alguno un revolución burguesa como la francesa,  por ello la Santa Alianza bajo el pretexto de defender a la Iglesia Católica, armó un ejercito multinacional con el objetivo de erradicar de Europa cualquier intento de revolución burguesa.
La Revolución de 1830 es el retorno de la Burguesía al poder político significó el triunfo de la gran burguesía que logró nuevamente la instauración de un régimen político subordinado a sus designios. Culminaría este proceso con el  gran movimiento  de la burguesía en Francia (1848) con aquella gran irrupción de masas de artesanos y campesinos quienes junto a la pequeña burguesía buscaron mejores condiciones  de vida y mayores accesos en el ámbito político, y que a pesar de ser derrotados al final del la insurrección popular, como diría Marx, los resultados llevarían al proletariado, a comprender que su emancipación dependería de ellos mismo como clase que dirija el proceso futuro.
Analizar la revolución francesa implica tener en consideración que  “….como toda revolución debe ser entendida como un proceso, debemos tener en cuenta que hay momentos de restauración de contrarrevolución, momentos en que pareciese que se está volviendo nuevamente a las formas antiguas, pero cuando las masas han vislumbrado el porvenir, el proceso revolucionario marcha  irremediablemente hacia su triunfo final”. Y  justamente partiendo de esta premisa es que postulamos que los acontecimientos posteriores a la derrota de Napoleón no son ajenos del todo al gran proceso de la revolución Francesa, por ello planteamos que  la Restauración Borbónica (1815 – 1830) fue el momento de contrarrevolución, de aparente regreso al antiguo régimen, del “retroceso en la historia”, en su marcha ineluctable hacia un nuevo momento para la humanidad. Significó este aparente regreso un momento  contrarrevolucionario que buscaría la restauración del la aristocracia y la monarquía en el poder político,  caracterizada  por  el llamado “Terror Blanco” el regreso de la política absolutista y la persecución hacia aquellos que habían sido protagonistas, participado y/o colaborado durante la revolución francesa; el terror Blanco fue la persecución y venganza de los monárquicos contra los que apoyaron a la revolución.
Sin embargo el retorno de la vieja monarquía no significó la derrota de la revolución Francesa, muy por el contrario la historia demostraría una vez mas como el proceso histórico, ese movimiento  de ascenso en espiral, que en algunas coyunturas pareciere que se detiene o retrocede sigue un curso ineluctable, quizá ello no quieran ver quienes durante las ultimas décadas se han desvivido en demostrar que el socialismo y  la instauración de regímenes alternativos y opuestos al capitalismo han sido derrotados y nunca se instauraran por que el capitalismo a vencido, que paradójico planteamiento, partiendo de la premisa que fue la burguesía, la clase hoy contrarrevolucionaria y retardataria aquella que en el siglo XVIII marcaba la pauta e iba al ritmo de la historia, marchaba en el mismo sentido.
Por tanto, concebir la revolución francesa ajena a los movimientos liberales, burgueses de 1830 y 1848 significa de alguna manera un análisis que soslaya las múltiples relaciones que se establecen entre los movimientos burgueses de 1830 y 1848 y que hacen que estas revoluciones signifiquen la culminación de la Revolución Francesa es decir el triunfo final de la burguesía francesa con la obtención del poder político.
Publicado en Revista Vórtice. Ciencia, Arte y Filosofía desde la Política. (pp. 7 - 9)
Año VI - No 25. Nov - Diciembre 2010, Lima - Perú.

LA ERA DE LA REVOLUCION OCCIDENTAL (1770 – 1848): A PROPOSITO DEL 220 ANIVERSARIO DE LA REVOLUCION FRANCESA



 Alberto Rivera

Las revoluciones de 1648 y de 1789 no fueron revoluciones ni inglesa, ni francesa; fueron revoluciones de estilo europeo…En ellas había triunfado la burguesía; pero la victoria de la burguesía significaba entonces el triunfo de un nuevo régimen social, el triunfo de la propiedad burguesa sobre la propiedad feudal, de la nación sobre el provincialismo, de la concurrencia sobre los gremios, de la partición sobre el mayorazgo, del sometimiento de la tierra al propietario sobre el sometimiento del propietario a la tierra, de la ilustración sobre la superstición, de la familia sobre el linaje, de la industria sobre la pereza heroica, del derecho burgués sobre los privilegios medievales…Esas revoluciones expresaban mucho más las necesidades del mundo de entonces que las necesidades de aquellas partes del mundo en que se habían desarrollado, es decir, de Inglaterra y Francia”. (Karl Marx)

                                                                                       
La revolución Francesa, marcó el hito más desarrollado de la Era de la Revolución Occidental (1770 – 1848), donde la burguesía conquistó el poder político en varios estados europeos instaurándose definitivamente y conjurando incluso contrarrevoluciones como en el caso francés, donde la restauración monárquica de 1815 a 1830 pretendió hacer retroceder la historia. Este 14 de Julio se celebró el 220 aniversario de la Revolución Francesa,  hecho histórico que llevó a la burguesía al control y dominio del Estado, mediante un proceso violento que puso fin al régimen señorial y marcó el inicio de una nueva era donde Francia reiteró al mundo cual era la perspectiva  del desarrollo social, el sistema capitalista.
Analizar el proceso de la Revolución Francesa, implica un análisis donde converjan tanto factores externos como factores internos, es decir un análisis que no deseche ninguno de estos aspectos, y tampoco sobredimensione sólo factores externos.
En el proceso de la revolución Francesa los factores externos constituyen, el marco referencial y los elementos coadyuvantes que en coincidencia con los factores internos (factor principal) generaron y motivaron todo el proceso de la caída del Antiguo Régimen en Francia.
Cuando se analiza la  Revolución Francesa, es necesario tener en cuenta todas las implicancias, ya que ningún hecho social se encuentra aislado, por ello debemos desagregarlo en sus múltiples relaciones para poder llegar al nivel último del conocimiento, la comprensión, es decir sacar síntesis del proceso; que acertado fue enseñarnos  “El análisis nos permite desmenuzar, separar elementos para lograr una mejor comprensión…la síntesis, ésta es la que nos permite comprender la esencia del conocimiento..”.
Dentro de los factores externos que formaron parte de este periodo de la Revolución Occidental, merece resaltarse, la revolución Americana, o Independencia de las Trece Colonias (1776), revolución política que llevó a los colonos americanos a liberarse del dominio de la corona británica e implementar, en una primera fase un sistema burgués capitalista, pero donde aún se desenvolvían formas pre capitalista de explotación (esclavitud en los estados del Sur), para finalmente luego de la Guerra de Secesión (1865),  romper las trabas pre capitalistas e impulsar el capitalismo en su vertiente liberal.
Este gran acontecimiento produjo gran repercusión en Europa, creando el “mito americano”, la imagen de una nueva sociedad muy próxima a la descrita por Rousseau, generando que muchos países vieran la revolución política Americana como una experiencia emulable. Pero las Colonias inglesas americanas no fueron las únicas que buscaron su independencia también irradió su influencia, los desórdenes revolucionarios de Gran Bretaña, que terminaron con asalto a mansiones, impulsado por amotinados, asalariados o pequeños artesanos en las dos últimas décadas del siglo XVIII.
En los países Bajos holandeses, la revolución se produjo entre los años 1780 a 1787, dos sectores en pugna, por un lado el pueblo contra el poder de tendencias “despóticas” del gobernador (estatúder). Y que finalmente terminó con un pacto entre los sectores privilegiados con sectores demócratas, renunciando a una alianza con los sectores de los campesinos y los que serian los “sans culottes” de las ciudades.
Al estudiar la Revolución Francesa, muchos jóvenes estudiantes intentan memorizar las etapas (Monarquía, República e Imperio Napoleónico) y el gran conjunto de hechos que se suceden durante toda la revolución. Nosotros planteamos que para llegar a comprender y sacar síntesis y lección de la revolución Francesa es necesario encontrar cual es la contradicción principal que se desarrolla al interior de la sociedad francesa de fines del siglo XVIII y cómo se expresa esta contradicción. Y para ello tomaremos una cita del historiador francés Albert Soboul quien mencionó En Francia, en la segunda mitad del siglo XVIII, el desarrollo de la economía capitalista, sobre cuya base se había edificado el poder de la burguesía, se veía frenado por los marcos feudales de la sociedad, por la organización tradicional y reglamentaria de la propiedad, de la producción y de los intercambios. Había que romper esas cadenas...” (Albert Soboul). Encontramos por tanto que la burguesía venía desarrollando nuevas formas de producción, las cuales encontraban en las formas viejas, trabas para su desarrollo, ante ello no quedaba otra opción a la burguesía que barrer esas formas antiguas de producción, trabas para su desarrollo hacia el sistema capitalista. Por tanto, las causas internas de Francia son las causas principales para comprender la Revolución.
Para el siglo XVIII en Francia, la principal contradicción en momentos previos a la revolución francesa fue:  Pueblo – Antiguo Régimen y dentro del pueblo ocupó un lugar dirigente, un sector social altamente politizado y con todo un desarrollo como clase, la burguesía, sector social que en otros lugares del orbe ya había demostrado su papel de sepulturera del Antiguo Régimen. En las colonias inglesas en Norteamérica había dirigido el proceso independentista, debido a su necesidad de buscar mercados nuevos para sus productos y no depender del intervencionismo ingles. 
En  Inglaterra a mediados del siglo XVII, la burguesía, había logrado limitar el poder de la monarquía, asumiendo un papel preponderante el Parlamento, con gran presencia burguesa; logros que vieron por primera vez luz, en la Revolución de Oliverio Cromwell (1648)  y luego con la Revolución Gloriosa de 1688 que llevó finalmente a Inglaterra hacia el desarrollo del sistema capitalista.
La revolución Francesa, significó la toma del poder político y la aplicación de toda una política que llevó a la burguesía al control absoluto del poder estatal, para desarrollar un capitalismo que “…exigía la libertad por que la necesitaba para asegurar su desarrollo. La Libertad en todas sus formas: libertad de la persona, condición del asalariado, libertad de los bienes, condición de su movilidad, libertad de la mente, condición de la investigación y de los descubrimientos técnicos y científicos” (Soboul 1981:14).
Los numerosos conflictos internacionales en los que  había estado implicado el régimen francés desde el siglo XVI, provocaron una militarización del régimen, garantía de su poderío político en el ámbito internacional, frente a ello, la necesidad de garantizar una fuerte recaudación de dinero en las arcas estatales llevaron al establecimiento de una política tributaria basada en la recaudación principalmente en el pueblo.
A comienzo del siglo XVIII Francia era caracterizada como una sociedad donde las clases sociales, presentaban una característica eran estamentales, con profundas desigualdades, y una desproporción abismal en la distribución de la renta nacional y en la política tributaria. No fue la pobreza lo que llevaría al pueblo francés a levantarse contra el antiguo régimen, sino los altos niveles de desigualdad en la distribución de la riqueza.
La revolución Francesa, debe ser entendida como el proceso de cambios radicales ocurridos en Francia, que fue dirigido por la burguesía en una alianza con los sectores populares (campesinos y artesanos y demás sectores populares) a quienes direccionó y subordinó en función de sus intereses  con el objetivo de  tomar las riendas del estado francés, logrando barrer el Antiguo Régimen e instaurando un gobierno que respondiera a sus intereses  de clase impusiera un régimen capitalista.
Y como toda revolución debe ser entendida como un proceso, debemos tener en cuenta que hay momentos de restauración de contrarrevolución, momentos en que pareciese que se está volviendo nuevamente a las formas antiguas, pero cuando las masas han vislumbrado el porvenir, el proceso revolucionario marcha  irremediablemente hacia su triunfo final.
En el siglo XVII, en Inglaterra la llamada Revolución de 1648 con Oliverio Cromwell a la cabeza, produjo la instauración de la República, un gobierno que tuvo en la burguesía al sector que dinamizó las mayores demandas y marcó el rumbo de la revolución; pero derrotada se produce la restitución del régimen monárquico, parecería que la contrarrevolución daba la estocada final, sin embargo nueva coyuntura y correcto manejo de correlación de fuerzas  harán que la burguesía triunfe de forma definitiva en Inglaterra en 1688 en la llamada Revolución Gloriosa, transformando la monarquía absoluta de los Estuardo en una monarquía constitucional y parlamentaria.
En el proceso de la Revolución Francesa, ocurre algo análogo, luego de la Monarquía (1789 – 1792), donde se produjo el asalto a la Bastilla (14 de Julio de 1789), símbolo de la represión del Antiguo Régimen.  El 04 de Agosto de 1789 se decretó la abolición del régimen feudal y señorial, al suprimir el diezmo (impuesto eclesiástico) y otras leyes como la venta de cargos públicos y exención tributaria a los estamentos privilegiados (nobleza y clero), para finalmente promulgar la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (Agosto de 1789) sintetizados más tarde en tres principios, 'Liberté, Égalité, Fraternité' ('Libertad, Igualdad, Fraternidad') las cuales quedaron consagradas en la Constitución de Francia.
Las monarquías defensoras del viejo orden no podían permitir la victoria de la revolución y la probable expansión en sus países, esta fue la razón por la cual Prusia seria la primera potencia extranjera en enfrentar militarmente a Francia; el ejército francés al mando del general François Dumouriez ante el asombro del mundo obtuvo la victoria en la batalla de Valmy (septiembre de 1792).
La traición de Luis XVI al verse descubierta su alianza con los países enemigos de la revolución, precipitaron su ejecución y el establecimiento de La República (1792 -1799), momento en el cual la revolución tendrá que hacer frente a nuevos retos, como fueron enfrentar la primera coalición internacional  y en el plano interno la rebelión de los campesinos de La Vendée (1793 – 1796), que tuvo como causa principal, el reclutamiento forzoso para engrosar el ejercito francés.
Todo este conjunto de amenazas internas y externas llevó a que se produjera el triunfo en la Convención Nacional del sector jacobino, los republicanos miembros de la pequeña burguesía, que teniendo como uno de sus principales lideres a Maximiliano Robespierre instauró  el “Régimen del Terror” mediante el Comité de Salvación Pública (diciembre de 1793) siendo derrocados en la Reacción Termidoriana (julio 1794), instaurándose un gobierno representante de los girondinos (gran burguesía), quienes lograron culminar la primera etapa de guerras contra Francia y establecer un nuevo gobierno.
El Directorio (1795 – 1799), no pudo sofocar el descontento social, convergieron intentos de la pequeña burguesía de tomar el poder como el de los monarquistas en su intento de restituir el viejo orden, así como el inicio de las guerras contra potencias extranjeras y las derrotas del ejercito francés, todo ello sumado a la crisis económica y los desordenes sociales llevaron finalmente a la instauración del gobierno dictatorial que tuvo en Napoleón Bonaparte a su más destacada figura.
La Era Napoleónica (1799 – 1815), representó la expansión de los ideales de la revolución a Europa utilizando las armas, las tropas napoleónicas fueron el instrumento de la gran burguesía francesa para irradiar por los territorios conquistados los postulados y principios revolucionarios, en memorables batallas, donde Napoleón hizo gala de gran estratega militar y estadista. Napoleón consolidó el poder de Francia en Europa, supo de reveses, campañas a España y Rusia, en donde la defensa del pueblo español (aplicando guerra de guerrillas) y ruso (tierra arrasada) infligieron serias derrotas a los ejércitos napoleónicos.
La derrota final de Napoleón, en su gobierno de los “Cien Días” (1815) en la batalla de Waterloo (Bélgica), para los monarquistas y contrarrevolucionarios marcó el final de la Revolución Francesa, ya que la instauración del régimen monárquico y el intento de hacer retroceder la historia fueron los elementos más representativos del gobierno de Luis XVIII y Carlos X, sin embargo la rueda de la historia sigue su curso y el viejo sistema se hunde ineluctablemente dando paso al nuevo sistema.
A MANERA DE CONCLUSION
La revolución francesa es un proceso social, complejo para el análisis, sin embargo es fundamental poder identificar la contradicción principal que se desenvuelve en cada uno de los periodos para lograr comprender la esencia de la revolución. La burguesía revolucionaria en el siglo XVIII apeló a la violencia revolucionaria para imponer su modelo económico y político, hoy la gran burguesía se escandaliza del empleo de la violencia revolucionaria en diferentes lugares del mundo que buscan transformar la realidad económica social por un sistema justo para las inmensas mayorías. Y aplica penas como las aplicó el Antiguo Régimen con sus enemigos políticos sólo por el hecho de haber intentado transformar la realidad, parece olvidar que su clase llegó al poder aplicando ese mismo principio que hoy condena. La defensa de los derechos fundamentales y el derecho a la felicidad del pueblo.
El proceso de la revolución francesa no acabó con la contrarrevolución triunfante en 1815 y la vuelta de la monarquía, la burguesía ya había conquistado el poder,  y con la experiencia de una revolución en sus hombros tuvo que esperar la coyuntura propicia (la política reaccionaria de Luis XVIII) en 1830 para establecer nuevamente banderas reivindicativas y dirigir junto al pueblo un nuevo proceso esta vez en defensa de la libertad de prensa y de derecho a elecciones, en las célebres “tres jornadas gloriosas” (27,28 y 29 de julio), tomando el control de toda la ciudad de Paris y logrando la abdicación del rey y el establecimiento de una monarquía limitada  representada por Luis Felipe, duque de Orleans, quien el 9 de agosto fue proclamado rey de Francia con el nombre de Luis Felipe I.
Sin embargo aún la burguesía francesa tenía preparada otra jornada (febrero de 1848) con la experiencia de dos revoluciones y un mayor nivel político, levantando banderas de carácter liberal democrático (exigieron el voto universal) y nacionalista, la burguesía reclamó un gobierno constitucional y representativo y apoyado por trabajadores y campesinos  logró derrocar a Luis Felipe Orleans  y proclamar la II República. De esta manera la restauración monárquica marcó sólo un periodo transitorio en la obtención final del poder por parte de la burguesía. En este mismo sentido debemos reparar que las restauraciones o las contrarrevoluciones sólo son periodos transitorios en la marcha de la historia hacia una transformación social que busque el beneficio de las inmensas mayorías de los pueblos del mundo.